miércoles, 25 de febrero de 2015

Patria, Robert Harris

Segunda Guerra Mundial, Patria, Robert Harris
Buenas noches,

Últimamente he estado algo ocupado y no he podido actualizar el blog todo lo que me hubiese gustado. Espero poder recuperar un buen ritmo de entradas y compartir con vosotros mi pasión.

Hoy me gustaría compartir con vosotros un libro de los que enganchan al lector desde la primera página. Se trata de Patria, de Robert Harris.

No es un libro bélico al uso, pero si trata mi tema preferido como es la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. Al menos de forma tangencial, ya que la trama de la historia se desarrolla en una Alemania nazi que ha salido victoriosa en la guerra, y que domina Europa. La obra de Robert Harris es una novela policíaca con tintes de espionaje con un trasfondo político ambientado en un Berlin convertida en capital de Europa en el año 1963. El Reich de los mil años empieza su andadura.

El protagonista, Xavier March (que más que de Berlín-Moabitt parece oriundo de Reus) es un policía encargado de investigar el crimen de un anciano encontrado en un lago. Pero el asunto se empieza a complicar cuando se descubre la identidad del cadáver: un alto miembro del partido nazi.

viernes, 6 de febrero de 2015

Stalingrado, segunda parte

Buenas noches,

Aquí os dejo la segunda parte de la entrada sobre la batalla de Stalingrado redactada por @morroamarillo. Disfrutadla.

Los francotiradores soviéticos también sembraron el pánico entre las tropas alemanas, pero no entre los soldados de a pie, sino también entre la oficialidad, ya que estos tiradores no solían gastar una bala ni delatar su posición abatiendo a un simple schutze.
Otra de las grandes cualidades de la Wehrmacht era el apoyo aéreo cercano (CAS, por sus siglas en inglés). Era una táctica que, sirviéndose de la buena precisión de los stukas, permitía atacar tropas enemigas que se encontrasen muy cerca de tropas aliadas. La batalla, al darse en un terreno totalmente derruido y donde ambos bandos estaban totalmente mezclados y entrelazados, fue muy complicado servirse de esta estrategia y lograr la clara ventaja que ella proporcionaba.
A nivel operacional podemos resumir los combates en la ciudad como un continuo flujo de soldados hacia el interior de la misma. El objetivo de los soviéticos era desangrar al ejército alemán y mantener en el margen occidental del Volga cabezas de puente por las que desembarcarían los continuos refuerzos. Por contrapartida, el objetivo alemán era conquistar estas cabezas de puente para consumar la total conquista de la ciudad. Para que os hagáis una idea, los alemanes llegaron a contar con el 90% de la ciudad en sus manos.

Ante este panorama nos situamos a mediados de noviembre, pero ya no en la ciudad sino en la retaguardia y los flancos del 6º Ejército de Paulus, que estaban guarnecidos por tropas rumanas, muy inferiores. Nos estamos refiriendo a la Op. Urano, que se lanzó un 19 de noviembre y logró embolsar al 6º Ejército (que continuaba desangrándose en la ciudad) y a sus aliados colindantes. Ésta fue una decisiva victoria soviética. Es irónico, pero la batalla por la toma de la ciudad se decidió fuera de ésta.

Stalingrado, Segunda Guerra Mundial
Con el cerco del 6º Ejército todas las posiciones alemanas en el sur de la Unión Soviética estaban ahora en peligro. Tal fue la magnitud de desastre. El 24 de noviembre, Hitler declaró la sitiada ciudad “Fortaleza Stalingrado”. Esto significa que las posiciones deberían defenderse a toda costa y hasta el último hombre. En seguida se puso en marcha un puente aéreo para abastecer a las tropas que se encontraban rodeadas. Hermann Göring, comandante supremo de la Luftwaffe, aseguró a Hitler que la cosa era pan comido. Nada más lejos de la realidad. Veamos las cifras que da Beevor en su obra Stalingrado:
-        El 6º Ejército necesitaba 700 tn al día en suministros.
-        Göring prometió que sus aviones podrían entregar 500 tn al día.
-        Solo fue posible entregar 350 tn al día y durante un corto espacio de tiempo.
Como veis el puente aéreo fue un rotundo fracaso y las bravatas de Göring solo sirvieron para apaciguar a Hitler un par de días.

jueves, 5 de febrero de 2015

Stalingrado, primera parte

Buenas noches,

Después de un pequeño parón debido a la cuesta de Enero (si, hasta para escribir entradas en el blog la cuesta de Enero afecta) volvemos a la carga. Una de las cosas buenas que tienen las redes sociales es que puedes conocer personas con tus mismos gustos y aficiones, y eso sin duda es tremendamente enriquecedor.

A raiz de esto que os cuento, he tenido la gran suerte de conocer a Javi, twittero (lo podéis seguir en la cuenta @morroamarillo), estudiante de Historia y un gran aficionado a la Segunda Guerra Mundial. Fruto de este encuentro, ha surgido la idea de colaborar en este blog, no sólo con reseñas sobre libros si no con aportaciones relacionadas con episodios de la historia. Y como estamos celebrando el  aniversario del fin de la batalla de Stalingrado, pues que mejor que empezar esta nueva andadura con una entrada sobre dicha batalla.

Sin enrollarme más, aquí os la dejo.

Aprovechando el aniversario del final de la batalla inicio mi andadura en esta web como colaborador de Librosbelicos.es

La “aventura” alemana en el este comenzó, como todos sabéis, con la Op. Barbarroja. Esto es la invasión alemana de la Unión Soviética que implicó la ruptura del pacto Ribbentrop-Mólotov (un pacto de no agresión mediante el cual, a grosso modo, Alemania y la URSS se repartían Europa del este). Los avances alemanes, con mayor o menor acierto, se dividieron en tres frentes:

Stalingrado, Segunda Guerra Mundial
 El Grupo de Ejércitos Norte al mando de von Leeb tenía por objetivo tomar la importante ciudad de Leningrado (hoy San Petesburgo), ciudad que aguantaría un terrible asedio de casi 900 días (hasta enero de 1944 no sería liberada) y que se cobró la vida de más de millón y medio de personas, entre civiles y militares.

El Grupo de Ejércitos Centro al mando de von Bock tenía por objetivo la captura de Moscú, eje neurálgico soviético (no solo político e institucional, ya que por ahí pasaban las únicas rutas de comunicaciones que unían Leningrado con el resto de la Unión Soviética). La lucha por la toma de la capital soviética, entre octubre y enero de este año, se vio truncada por la tenaz resistencia soviética y el intenso frío (se alcanzaron temperaturas de - 50º). Lo más cerca que los alemanes llegaron a estar de la ciudad fueron unos 20 km, aproximadamente.

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