Para los amantes de la Segunda Guerra Mundial, como el que escribe, Peleliu
y Okinawa son dos nombres que nos pueden sonar. Pero también es verdad, que
desde nuestro punto de vista europeo, la guerra en el escenario del Océano
Pacífico, librada principalmente entre Estados Unidos y el imperio del Japón,
nos es bastante desconocida. Estamos más acostumbrados a las batallas en
Francia, Inglaterra o los Países Bajos en el oeste y a la carnicería perpetrada
entre rusos y alemanes en el frente del este.
Por otra parte, como es bien sabido, la historia la escriben los vencedores.
Y desde que terminó la contienda, hace más de 70 años, nos hemos visto
bombardeados por los libros y las películas, sobretodo americanas, donde estaba
claro quiénes eran los buenos y quienes los malos. Y una de las cosas que
siempre me han sorprendido del argumento de las películas, eran los valores tan
extrañamente positivos que tenían los protagonistas. Se luchaba por el bien
contra el mal. La ética en el combate era intachable. No se sucumbían a valores
tan humanos como el odio, la sed de venganza, la irracionalidad o el gusto por
matar. Vamos, que se presentaba la guerra como un paseo un domingo de primavera
por el parque del Retiro.
Sin embargo, como os podéis imaginar, no todo era así. Y recientemente, y gracias
a este blog, he descubierto un joven autor, David L. Cabia, de Burgos, que ha
escrito una novela que aúna la más desconocida guerra del Pacífico, con esa descripción
detallada de esos sentimientos y acciones, que nada tienen que ver con lo que
hasta la fecha se nos había presentado. El título de la obra es "La última isla".
A través de los ojos del soldado Jack Eames, nos metemos de lleno en las
cruentas batallas que se desarrollaron en 1944 y 1945 en las islas de Peleliu y Okinawa y
sobretodo, descubrimos una psicología hasta ahora poco tratada, como es el
hastío, la reflexión de la sinrazón que supone una guerra, el pesimismo, el
trato a los soldados en el ejército estadounidense y las profundas heridas que
dejaban las muertes de amigos.
Desde un punto de vista literario, la obra presentada, engancha desde la
primera página. La historia es más que interesante, y las realistas
descripciones de las batallas hacen que la lectura de "La última isla", sea amena pero al
mismo tiempo nos hace reflexionar, como lectores, sobre la barbarie de la guerra.
No es oro todo lo que reluce.
Espero que disfrutéis de libro tanto como lo he hecho yo. Próximamente haré
otra reseña de otra obra de este mismo autor, pero esta vez el escenario
será la guerra en Europa.
Saludos,
Javier
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